viernes, 2 de enero de 2015

Que vengan las palabras y me sacudan. No importa si la televisión está a todo volumen, estoy enloqueciendo en mi sordo silencio interior…
Estos monólogos ya pasaron de moda después del siglo XIX.
Yo no puedo hablar de batallas épicas ni de salones reales, ni escribir con una pluma las ondulaciones de la seda y las reverencias de los príncipes…
No puedo describir la sordidez de una habitación de Moscú, a través de los sagaces ojos de un profesor muerto de hambre.
Este ocio es improductivo en los tiempos que corren. No escribo novelas sobre la condición humana, ni hay historia con mayúsculas que justifique la obra monumental de una época. Y además, no sirvo para esto. Mis nervios están sobreestimulados, como los tuyos, los de cualquiera. Podemos soportar una película gore tras otra con una hamburguesa en la mano, pero no toleramos preguntarnos quiénes somos. Lo sabemos todo, y un profundo desinterés por las cosas tiñe nuestras horas. Nadie va a batirse en duelo con nadie y si ahora mismo pudiéramos pisar el Sol, no sería más que un Trending Topic. Yo debería tomar calmantes y fumar más cigarrillos, debería sacarme más fotos y hacerme vegetariana. Estoy tan enamorada del pasado y del futuro que este presente líquido me resulta insoportable. No quiero pasar 15 años en un diván ni que me encuentren con pequeños cortecitos en las muñecas. Si supiera, si supiera cómo hacer una salida triunfal dar vuelta mi mundo como una media pero a nadie le importan ya estas grandes cosas ni a mí abro una ventana no para ver la lluvia sino para chequear mi Facebook y mi email, me siento tan presa en esta libertad que tengo, la horrible libertad de estar sola y que mi alma no tenga grandes cumbres…


Quién sos, vos, por qué espero quién sabe qué de esto, por qué sigo este estúpido protocolo, ahora estoy jodida delante de un camino que no conozco y yo no soy aventurera, la verdad… Me siento un poco liberada de encontrarme conmigo misma y admitir que no sólo no tengo talento sea eso lo que sea, sino que mi espíritu es demasiado mediocre para disciplinarse, para luchar por la búsqueda de la palabra clara, eso es para los que tienen algo que decir, y yo sólo siento que yo tengo algo que decirme y no lo logro, y me pregunto por qué no puedo dejarme en paz, en paz, paz, paz, paz, paz, paz paz paz PAZ 

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